martes, 13 de mayo de 2014

Carretera de Karakoram, Pakistán y China

Se trata de uno de los destinos más frecuentados por los amantes del turismo de aventura. Atravesarla es un auténtico deporte de riesgo. Es la carretera más peligrosa del mundo y una de las más bellas, ya que atraviesa paisajes increíbles. Con 1.250 kilómetros de longitud, conecta las ciudades de Rawalpindi, en Pakistán, y Kashgar, en China. Un recorrido por Asia Central que serpentea entre las murallas naturales de la cordillera del Karakorum, el Hindu Kush y el Himalaya, todas ellas barreras infranqueables hasta hace poco tiempo. El motivo por el cual esta carretera, que se construyó hace tan solo 30 años, resulta tan peligrosa es que atraviesa la zona más alta y escarpada de la tierra, con cimas gigantescas, ríos salvajes y valles de muy difícil acceso. La KKH, como se conoce a la Karakoram Highway, sigue parte del trazado de la antigua Ruta de la Seda, un angosto camino en el que no faltaban las curvas cerradas, corrimientos de tierras, desniveles de impresión y puentes endebles para cruzar oscuros abismos. La KKH se planificó porque se necesitaba una vía de comunicación que facilitase el transporte de mercancías entre Asia Central y el resto del continente. Fue un proyecto conjunto entre el gobierno de Pakistán y el de China, y tardó más de 20 años en terminarse. Muchos trabajadores perecieron en las obras. De hecho, se dice que murió un obrero por cada kilómetro construido. Los peligros que entraña la KKH son el resultado de su adversa orografía, repleta de accidentes geográficos casi insalvables. Igualmente, la dura meteorología de la zona complica los trayectos, por lo cual la carretera del Karakorum solamente se abre en primavera y verano, permaneciendo cerrada durante el invierno. Aún así, son frecuentes los desprendimientos y hundimientos de tierra, que se convierten en un riesgo real para todos aquellos que la transitan.

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